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Enfermedades

Retinopatía diabética


La Diabetes Mellitus ocurre cuando el páncreas no produce suficiente insulina o el cuerpo es incapaz de procesarla adecuadamente. La insulina es la hormona que regula el nivel de azúcar en la sangre (glicemia) y con el tiempo afectará diferentes partes del cuerpo como: los dedos de los pies (neuropatía), los riñones (insuficiencia), etc., además de los ojos. La retinopatía diabética es una de las complicaciones de esta enfermedad, siendo la causa más frecuente de ceguera en nuestro país entre las edades de 20 y 60 años.

La  retinopatía  de  fondo es  un  estadío  temprano de la enfermedad,   que   se   manifiesta por el daño que se produce en los pequeños vasitos sanguíneos de la retina, afectando su región central, alrededor de la mácula.

La fuga  de  sangre produce hemorragias en la retina y la fuga de líquidos causa edema. Si el líquido se acumula en el área de la mácula (edema macular) la visión central disminuye y se desarrolla distorsión de las imágenes (metamorfopsia). Esta condición necesitará de un estudio llamado angiofluoresceína y tratamiento con el rayo láser.

La retinopatía diabética proliferativa es una forma más avanzada de la diabetes que se produce por falta de oxígeno (isquemia) a la retina, lo que lleva a un crecimiento anormal de vasos sanguíneos (neovascularizacion) en su superficie.  Aunque estos vasos por ellos mismos no causan daño a la visión, suelen romperse fácilmente, llenando el ojo de sangre (hemorragia vítrea).  Esta condición causa severa pérdida de visión y peor aún, causar desprendimiento por tracción o desgarros en la retina que requerirán de cirugía compleja para repararlos. La fotocoagulación con el rayo láser es el tratamiento de elección en los estadíos tempranos de la retinopatía proliferativa. Sin embargo, el factor más importante en la prevención del desarrollo y progreso de la retinopatía es el mantener un buen control de la glicemia.  También se deben controlar otras enfermedades asociadas a la diabetes como la hipertensión arterial, obesidad, aumento de los lípidos y colesterol o situaciones como el embarazo, ya que empeoran la retinopatía aumentando el riesgo de perder la visión.